Confesión de la chica virgen pero ...no tan virgen

Una historia real de una seguidora  de descubrimiento y deseo

(foto de internet para ilustrar la confesión )

Hola Manzanita. Soy una ferviente seguidora de tu grupo, me encanta todo lo que compartes y cómo creas un espacio para que las personas se expresen sin miedo. Hoy quiero confesarte algo que he guardado por mucho tiempo, algo que me ha hecho sentir una mezcla de vergüenza, curiosidad y, últimamente, una excitación que no puedo contener. Tengo 25 años, y durante gran parte de mi vida viví acomplejada con mi cuerpo. Soy gordita, y aunque siempre me dijeron que tengo una cara bonita, el bullying en el colegio me dejó secuelas profundas. Me sentí invisible, como si nadie pudiera desearme. Pero todo cambió hace un año, cuando decidí tomar el control de mi sexualidad.

Siempre fui técnicamente virgen, al menos en el sentido tradicional. Mi himen estaba intacto, y nunca había estado con un hombre. Pero la curiosidad me consumía. Una noche, después de leer varios foros y recomendaciones, me animé a comprar mi primer vibrador. Fue una decisión que marcó un antes y un después en mi vida. Lo recuerdo como si fuera ayer: estaba sola en mi habitación, con las luces tenues y el sonido de mi respiración acelerada. El vibrador era pequeño, de un color rosado suave, pero su potencia era increíble. Lo encendí y lo deslicé lentamente por mi cuerpo, sintiendo cómo cada vibración despertaba partes de mí que nunca había explorado. Cuando finalmente lo introduje, sentí un dolor agudo pero placentero, seguido de una oleada de placer que me dejó temblando. Fue en ese momento que supe que mi virginidad física ya no importaba; Había cruzado un umbral.

Desde entonces, experimentó con varios juguetes sexuales. Consoladores más grandes, vibradores con diferentes intensidades, incluso alguno con forma realista que me hizo fantasear con cómo sería estar con un hombre de verdad. Me encanta la sensación de llenarme, de sentir cómo mi cuerpo responde a cada movimiento. A veces me imagino que es alguien más quien me está tocando, alguien que me desea tanto como yo lo deseo a él. Me excita pensar en cómo sería chupar una verga, sentir su textura en mi boca, saborear el precum y luego dejarlo que se venga donde quiera: en mi cara, en mis pechos, dentro de mí. Quiero probarlo todo, incluso que me den por el culo, aunque sé que será intenso.

Este año último ha sido una montaña rusa de emociones. He aprendido a aceptarme, a querer mi cuerpo tal como es. Ya no me importa lo que digan los demás; Sé que soy una mujer apasionada, con deseos intensos y ganas de vivir la vida al máximo. He mejorado en muchos aspectos: me conseguí un mejor trabajo, me relaciono mejor con la gente, y me siento más segura de mí misma. Pero hay una parte de mí que todavía está insatisfecha: mi vida sexual. Quiero estar con un hombre, sentir su peso sobre mí, sus manos recorriendo mi cuerpo, su aliento caliente en mi cuello. Quiero que me domine, que me haga suya, que me llene de una manera que ningún juguete puede.

He pensado en alguien en el grupo, alguien que esté dispuesto a explorar conmigo. Hay algunos que comentan y se ven interesantes, con una energía que me atrae. Otros me parecen un poco bobos, pero quién sabe, tal vez detrás de esa fachada hay un amante increíble. Quiero ir a un motel, un lugar donde pueda liberarme por completo, donde no haya inhibiciones ni miedos. Quiero que me agarren, que me besen con pasión, que me hagan sentir viva.

No quiero que me juzguen por esto. Sé que puede sonar desesperado, pero es más que eso. Es una necesidad profunda, un deseo que he reprimido por demasiado tiempo. Quiero recuperar los años que perdí, quiero vivir mi sexualidad plenamente. Si salgo con alguien del grupo, prometo contarles cómo me fue. Quiero que sea una experiencia inolvidable, algo que me marque para siempre.

Gracias, Manzanita, por crear este espacio donde puedo expresarme sin miedo. Eres mi entretenimiento, mi confianza y mi inspiración para seguir adelante. Att, una manzana virgen