La señora de las 6 décadas y su secreto especial

La señora de las 6 décadas y su secreto especial

Confesiones Manzana Erótika: "La señora de las 6 décadas"
Buenas noches.
Esto me pasó hace bastantes años, más o menos por el año 2000, cuando salí del colegio. Tenía 16 años y estaba difícil conseguir trabajo. Después de buscar y buscar, mi mamá me ayudó a conseguir un empleo con una amiga de ella, doña Fany, una señora de 60 años en ese tiempo. Ya falleció. 
Ella trabajaba haciendo costura para una fábrica que le llevaba trabajo a la casa y necesitaba a alguien para ayudarle a despeluzar las prendas. Como yo necesitaba trabajar en cualquier cosa, me ofrecí para ese trabajo, que resultó ser muy fácil.
Esto pasó en el barrio Santa Ana. Empecé a trabajar con ella, y era muy amable, casi como una mamá. A pesar de tener 60 años, tenía un cuerpo delgado, sus arrugas, pero se veía bien. Yo era un joven con las hormonas alborotadas, pero ni siquiera se me ocurrió molestarla o faltarle al respeto.
Si algo tenía esa señora era que era muy recochera; siempre trataba de achantar a la gente. Hacía reír mucho a las personas cuando llegaban a recoger las prendas. A los mensajeros siempre los achantaba. A ella le gustaba tomar guarapo, y siempre se ponía a bailar y a cantar. Era una señora medio loca, pero muy buena persona.
Con ella trabajé casi un año, hasta que conseguí un trabajo mejor.
Bueno, un día cualquiera, más o menos a mitad de año, me acuerdo tanto que fue un sábado, ese día había pago. Estaba toda prendida por tomar guarapo, bailaba carranga conmigo, se me restregaba, y eso me agarraba el guevo. Antes de eso, a veces me agarraba las piernas o la cola por molestarme, pero ese día no me dejé intimidar y le agarré el culo bailando en la sala.
Ahí nos dimos el primer beso. Me acuerdo que se echó para atrás y me dijo que nadie se enterara. Y ahí, sin ningún adorno, me preguntó si quería que me lo chupara, y yo le dije que sí. Ahí, en la mitad de la sala, con la ventana medio abierta, en una silla mecedora, me bajó la pantalón y me empezó a chupar.
No era muy buena con la técnica al principio, y mi pene casi no le cabía en la boca. Así que, sin ninguna vergüenza, se quitó la dentadura postiza y siguió chupando. Yo, en medio de la excitación, no sentí asco ni nada. Pero, ¿qué vamos a hablar de asco en el sexo? A veces, uno le chupa el culo a otra persona, ¿y qué? Todo se trata de sentir placer.
Además, se sentía rico las encías por mi pene. Así me hizo un buen rato, y me dijo: "Vamos para la pieza". Ahí se desnudó; su cuerpo dejaba ver los años, pero yo no me dejaba de excitar. Quería penetrarla.
Y efectivamente, le abrí las piernas, le pasé mi pene por el clítoris, un poco dilatado por los años, y se lo metí. Esa vagina estaba caliente, hirviendo. Yo solo había estado con una mujer antes. Fue una experiencia para no olvidar.
Algo que me encantaba era que le gustaba tomar todo el semen hasta la última gota.
Después de eso, seguimos haciéndolo todos los sábados. Por alguna razón, de lunes a viernes, nunca pasaba absolutamente nada, ni siquiera un beso. Sólo los sábados, el día de pago, cuando ella tomaba guarapo.
Así estuvimos hasta que se acabó el año. No les voy a mentir, el oral sin la dentadura postiza es algo que pocas personas van a poder experimentar, pero es delicioso.
Todos vamos a llegar a esa edad, y quién sabe cómo vamos a llegar en la parte sexual. A mí, al menos, me quedó un buen recuerdo de esta señora.
Me despertó un deseo por las mujeres mayores.
Después de tantos años de haber estado con muchas mujeres no hay comparación las veteranas son lo mejor la experiencia vale más que la belleza en Mi humilde opinión.
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